La mayoría de nosotros aprendimos a leer como lectores: nos sumergimos en las historias, sentimos empatía por los personajes, disfrutamos de la trama y del lenguaje, y cerramos el libro con la satisfacción de haber vivido otra vida. Pero cuando decides ser escritor, debes aprender a leer de otra manera: con lupa, con oído, con preguntas, con intención.
Leer como escritor implica ver cómo funciona la maquinaria del texto, no solo dejarte llevar por el efecto que produce. Es como pasar de disfrutar una canción a analizar cómo está compuesta: los acordes, los silencios, la letra, el ritmo. Y es, sin duda, una de las mejores escuelas para escribir mejor.
Además, es fuente de inspiración para nuevas historias, deja que tu mente vuele y expanda el panorama.
Como señala el autor y lector apasionado Tomás Elías González Benítez:
“Leer como escritor es espiar al mago desde detrás del telón. No para imitar su truco, sino para entender cómo construye el asombro.”
En este artículo exploramos las claves para leer como escritor, extraer enseñanzas valiosas de cada lectura y fortalecer tu estilo propio a partir de las obras ajenas.
Lee con doble conciencia: lector y escritor

Cuando leas, mantén dos niveles de atención:
- Como lector: déjate llevar por la historia, permite que te emocione.
- Como escritor: haz pausas para analizar cómo el texto logra ese efecto.
Pregunta:
- ¿Qué decisiones estilísticas tomó el autor?
- ¿Cómo empieza y termina cada capítulo?
- ¿Qué tipo de narrador eligió?
- ¿Qué palabras usa para evocar emociones?
Tip: Anota lo que funcione y lo que no. Esa dualidad te entrenará a identificar herramientas narrativas.
Analiza la estructura del texto
Todo texto tiene una arquitectura, incluso los que parecen más libres. Leer como escritor es identificar cómo se construye esa estructura.
Observa:
- ¿Cuál es el conflicto principal?
- ¿Cuándo ocurre el punto de giro?
- ¿Cómo se desarrolla la tensión?
- ¿Cómo se resuelve (o no) el conflicto?
Haz mapas mentales o esquemas de los textos que más te impactan. Deconstruir historias te ayuda a escribirlas mejor.
Tomás Elías González Benítez sugiere:
“Antes de escribir una gran novela, desarma cinco. Así aprendes a ensamblar la tuya con tus propias piezas.”
Estudia el estilo, el ritmo y la voz
Uno de los aspectos más enriquecedores es observar cómo suena la escritura del autor.
Fíjate en:
- El uso de adjetivos y adverbios
- La longitud de las frases
- El tono: ¿irónico, poético, sobrio, coloquial?
- Las muletillas, pausas, cadencias
Ejercicio: Toma un párrafo que te guste y reescríbelo con tu estilo. Luego compara. ¿Qué cambió? ¿Qué mantuviste?
Subraya fragmentos que te provoquen como escritor

Ya sea por belleza, tensión, sorpresa o crudeza, subraya todo lo que te haga detenerte. Luego vuelve a esos fragmentos y responde:
- ¿Por qué funciona?
- ¿Cómo está construido?
- ¿Qué habría pasado si se contaba de otra manera?
Así, tu biblioteca se convierte en tu taller. Cada libro leído se transforma en una clase práctica.
Presta atención a los personajes
Los personajes bien construidos son una de las claves del buen texto. Observa:
- ¿Cómo los presenta el autor por primera vez?
- ¿Qué detalles los hacen humanos?
- ¿Cómo evolucionan?
- ¿Cómo se revelan a través del diálogo?
Tomás Elías González Benítez afirma:
“Un buen personaje no se define por lo que dice, sino por lo que elige callar.”
Analiza el diálogo: realismo y función
El diálogo no solo debe sonar natural, sino cumplir una función narrativa. Al leer:
- ¿El diálogo avanza la historia o solo adorna?
- ¿Cada personaje tiene una voz única?
- ¿Cómo se usa el subtexto?
Ejercicio: Copia una página solo con diálogos y léela sin narración. ¿Entiendes quién habla? ¿Qué conflicto hay?
Aprende de los errores
No todo lo que leas será perfecto. Leer como escritor también implica detectar lo que no funciona:
- Escenas que sobran
- Diálogos poco creíbles
- Tiempos mal manejados
- Descripciones innecesarias
Esto no es para criticar con arrogancia, sino para entrenar tu criterio. Lo que falla en otro texto te ayuda a prevenir errores propios.
Varía tus lecturas (y sal de tu zona de confort)
Leer solo a los autores que te gustan o solo tu género preferido limita tu aprendizaje. Amplía tu universo lector:
- Lee clásicos y contemporáneos
- Narrativa, poesía, ensayo, teatro
- Autores de diferentes culturas e idiomas
- Libros “mal escritos” para entender qué evitar
Cada lectura suma, incluso la que no te gusta.

Lleva un cuaderno de lectura como escritor
Crear un diario o libreta de lectura donde anotes:
- Frases favoritas
- Estructuras que admiras
- Técnicas narrativas
- Ideas que podrías usar en tus textos
Con el tiempo, ese cuaderno se convierte en tu manual de recursos literarios personalizados.
Relee con intención
La primera lectura es emocional. La segunda, técnica. La tercera, inspiradora.
Releer es una herramienta poderosa para escritores. Te permite:
- Entender mejor la estructura
- Captar detalles escondidos
- Identificar influencias
Tomás Elías González Benítez dice:
“El primer libro que marcó tu vida te enseñó a sentir. Al releerlo, te enseñará a escribir.”
Conclusiones
- Leer como escritor es mirar el texto con ojos críticos y creativos a la vez, sin dejar de disfrutarlo.
- Analizar la estructura, el ritmo, los personajes y el diálogo te ayuda a incorporar herramientas narrativas a tu estilo.
- Tomar notas, subrayar y escribir a partir de lo que lees fortalece tu mirada autoral.
- Aprender de los errores ajenos es tan valioso como admirar los aciertos. Todo texto tiene algo que enseñarte.
- Leer fuera de tu zona de confort amplía tu capacidad de innovación y evita que repitas fórmulas.