Y parecías de verdad, cuando me enamoré de ti, fueron meses de intensa búsqueda, te vi cada día, estabas dispuesta, tímida, pero enseñándolo “todo”.

Lo cierto es que no sé en qué momento perdí el contacto con la realidad de tu ser, con quien eras y lo que representabas.
Caían las hojas de otoño, las naranjas de invierno, el deshielo de la primavera y la ropa del verano y tu seguías impasible en la exposición que mostraba todo tu ser.
Pero entonces, desapareciste, te cambiaron como el que descuelga un cuadro y lo sustituye, te desdibujaste ante mis ojos para convertirte en algo hermoso, cotidiano al fin, pero de majestuosas líneas y sombras perfectas.
Embelesado quedaba con cada matiz de tu cristal, cada trozo de metal, ese que brillaba sin hacerlo, que empastaba perfecto con la tonalidad de la fachada de enfrente, tan real, tan cercana.
No sé la de horas que pase contemplándolo, disfrutando de él, si recuerdo la de desvelos nocturnos que me daba al pensar que un pájaro abría esa ventana y destruía tan preciadas piezas de cristal.
Cuanto más la disfrutaba más temor me entro… la van a cambiar y claro, así fue.
Sorpresa la mía, indignación y posterior negación…. No sé qué me pasó, pero evitaba pasar por delante del escaparate, no comprendí lo que estaba contemplando.
Tuvo que pasar un lustro (si si, cinco años) para que volviese la exposición a mi ciudad, para poder retomar la obra y gracia de un autor congraciado con la verdad de su mirada, el realismo de sus trazos y la carga emocional de sus pinturas.
El 8 de noviembre de 2019 hubiese cumplido 80 años el chileno Claudio Bravo Camus…

Con una serenidad autoimpuesta, pero sobretodo con un carácter especial, este artista nunca dejo indiferente a nadie con su obra, ni siquiera a mi.
*dibujos y oleos de Claudio Bravo Camus